Una vez acaba un tipo de floración los apicultores realizan los traslados de colmenas en busca de nuevas floraciones. El objetivo es que las abejas siempre tengan dónde alimentarse recolectando polen y néctar de nuevas plantas. El trabajo nocturno es sacrificado para los apicultores, pero muy beneficioso para nuestras abejas, y sin olvidar la polinización de nuestros campos y bosques.
Los apicultores valencianos empiezan con las floraciones del Este de España (romero y azahar). Después van recorriendo cada rincón de nuestro territorio en busca de romero, tomillo, cantuesos, lavandas y espliegos, girasoles, zarzas y finalmente brezos y mieles de montaña y bosques. Por ello, a partir de ahora para los apicultores empieza un largo periodo de viajes incansables desde la colmena hasta su hogar, cómo bien saben hacerlo nuestras abejas.